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Mostrando entradas de diciembre, 2010

Bohemia noche

Fueron las esporas, lo sé; los remolinos de inquietudes que atravesaron sin querer, el acantilado de las bohemias noches, donde hasta el vino se vuelve poeta. Fueron las manos dudosas que empuñaron la roja copa y bebiéronse por la piel la ufana algarabía de saberte: íntegra, impoluta, deseada; rodeando la glotis de un trasnoche. No hubieron rasgos anegados de rubor, cuando el beso rasgó la incertidumbre y se estableció en el mediastino aéreo, donde la sangre se alborota y trasciende, más arriba, más abajo del deseo. Defender lo indefendible; contener el aliento entre las piernas; respirar profundo, absorbiendo los remolinos de esporas en travesía infatigable hasta la boca abierta de tu noche, donde la oscuridad del hambre se tragó la flema de la luna y sus rimas, y los escasos arrebatos de cordura. Esa noche amaneció lloviendo en las bocas de los sexos. Sometimos las miserias a los versos trasgresores que hablaron de un amor bohemio en la noche de tu noche. Encendimos las pieles e inau

Devaluado

Soy pobre, pero te he dado mi riqueza en letras. Alguna que otra miseria contaminó mi poesía; es inevitable cojear los ojos cuando la sal adultera. Tan pronto como recojas esta hoja y descifres estos garabatos, seré un indigente más en el cesto de la basura. No es tan rentable la vida de un poeta.

Con sabor a manzana

Todos los días se parecen a ti -en cuanto a sus sabores-. Hoy, por ejemplo, todo fue diferente; he comprobado que la manzana sabe a dulce acides cuando te pienso bajo el árbol eterno. Y me gustan las manzanas; mi casa está poblada de manzanas, mi cama tiene forma de manzanar, vivo en un antro con sabor a manzanas. Hoy he pensado en ti con forma de manzana; de primera mujer en paraíso desolado y encontré un instante de placer entre las semillas que rebalsan tu boca. Como poeta de moradas oscuras, vislumbré un rebaño indoloro de penas entre los dientes sucios y me he preguntado si al comerte también como mi espejismo de edén. / Y no tengo un cepillo dental a mano / Ella ha reído hoy. He reído hoy. Quizás fue la diferencia horaria entre su reloj y mis coordenadas. Vi sus dientes mordiendo la manzana y su boca ampulosa tragarse todo en un instante mutante, en el que pienso que sus ojos manzanas caerán por la gravedad de los días. Y no tengo un cepillo de dientes para blanquear definitivam

Cuatro labios de rosas

Puedo ser el perro bajo el carro y seguir el derrotero de tus carnes, hasta extraviarme donde acaba el norte de tu inescrupulosa vagina. Puedo ser el alienígena en tu planeta extraño de rulos en la boca y de cuatro labios de rosas dulcemente perfumados. Le hablo a tu epidermis, la que deshace mi lengua húmeda; la que respiro como dosis de café de insomnio masticando los sabores de la última cena, pensando que el tren que pasó desabrochando tu sexo encapullado despertó la virginidad del paisaje. Quien dijo que la carne es pecado, seguramente no ha probado tu ostra madura ni ha navegado por las olas de tu infierno en un viaje de ochenta millas, alrededor de tu clítoris.